domingo, 11 de octubre de 2009

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DEL PACIFICO


El desenlace victorioso de la guerra repercutió finalmente en un alza del valor de cambio de la moneda chilena. Al mismo tiempo la ocupación militar de las salitreras hizo que se incrementara la producción y, por consiguiente, la recaudación por derechos de aduana. Por otra parte, la conclusión de la guerra determinó que bajaran los tipos de interés, de lo que se beneficiaron los agricultores y los deudores en general. Los bancos contribuyeron a esta situación de bonanza económica ampliando sus márgenes de crédito.

Durante la contienda, el gobierno peruano había emitido pagarés hipotecarios denominados «certificados», que fueron adquiridos por numerosos extranjeros, quienes los conservaron.

Al finalizar la guerra el gobierno de Santa María los reconoció, entregándoles las salitreras a bajo precio. Uno de estos potentados y negociantes fue John Thomas North, quien llegó a dominar prácticamente toda la actividad económica de Tarapacá a partir de 1885.

Chile consolidó su presencia en el norte del país al aumentar su territorio, pasó a ser considerado como una potencia sudamericana y adquirió importantes zonas salitreras, aunque su explotación quedó en manos de inversionistas extranjeros.

La prueba fue favorable a los chilenos, debido en gran parte a la superior conducción militar de las operaciones y a la notable capacidad guerrera del pueblo chileno, el que se transformó, en breve lapso, en un compacto y disciplinado conjunto de soldados profesionales en los campos de batalla. En efecto, todos los chilenos jóvenes de cualquier profesión, dejando de lado sus labores e intereses personales, se integraron desde el primer momento al Ejército en defensa de la Patria. El triunfo de los nuestros se caracterizó por ser alcanzado a costa de heroísmo y sacrificios inigualables por parte de toda la tropa, guiados sabiamente por oficiales de todos los grados. Entre ellos, que son muchos, destacamos al General Manuel Baquedano, sin dudas, el vencedor de la guerra; al General Justo Arteaga, a quien correspondió organizar el Ejército de Operaciones del Norte, en Antofagasta; el Coronel Alejandro Gorostiaga, cuyo triunfo en Huamachuco obligó al enemigo a firmar la paz; al Teniente Coronel Eleuterio Ramírez y al Capitán Ignacio Carrera Pinto, quienes con el heroico sacrificio de sus vidas en la Batalla de Tarapacá y en el Combate de la Concepción, respectivamente, reafirmaron para siempre, una doctrina institucional rigurosa en su código de honor, que se mantiene inalterable hasta nuestros días.

Los acuerdos de paz

Tratado de Ancón:

Se firmó en 1883 entre Chile y Perú. El aspecto más importante que dispuso fue la entrega definitiva a Chile, por parte Perú, de la provincia de Tarapacá. Las provincia de Tacna y Arica quedaron bajo la tutela chilena por diez años. Luego de este tiempo, un plebiscito realizado entre sus habitantes establecería qué país se quedaría con esos territorios.

Tregua con Bolivia:

Acuerdo firmado en 1884; estableció que el territorio comprendido entre el río Loa y el paralelo 23 quedaría bajo la administración del gobierno chileno, mientras que Bolivia tendría acceso a los puertos de Arica y Antofagasta, para poder sacar sus productos al mar, quedando establecida una tregua indefinida.

Ambos tratados dejaron muchas cosas pendientes. Ellas fueron aclaradas en dos tratados, firmados en 1904 con Bolivia, y 1929 con Perú.

Tratado de 1904:

Estableció, a perpetuidad las fronteras entre Chile y Bolivia. El territorio de Antofagasta quedó para Chile. A cambio de esto, nuestro país se comprometía a construir un ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz. Asimismo, se concedió a Bolivia el más libre tránsito de mercaderías a través de territorio chileno.


Tratado de Lima (1929):

De acuerdo al Tratado de Ancón, debía realizarse un plebiscito para determinar qué país quedaba como soberano de Arica y Tacna. Sin embargo, pasaron los 10 años acordados, y esta consulta popular nunca se realizó, pues ambos gobiernos no se pusieron de acuerdo. El asunto fue sometido al arbitraje de Estados Unidos. Esto tampoco dio resultado, y finalmente se firmó el Tratado de Lima. Este acuerdo estableció que Tacna quedaba bajo soberanía peruana, y Arica bajo la chilena. La línea divisoria que constituiría la frontera entre Perú y Chile se denominó Línea de la Concordia, una demarcación distante diez kilómetros al norte del puente del río Lluta y paralela a la línea del ferrocarril que une Arica y La Paz. Además, Chile pagó al Perú seis millones de dólares como cumplimiento al artículo sexto del Tratado.


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